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Hoy,26 de Junio del 2022
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Alguna vez, al dirigente gastronómico Luis Barrionuevo le preguntaron justamente qué es el poder. Y en su simpleza, lanzó: “Que te atiendan el teléfono”. Traducido: Que te atienda desde un ministro y hasta el propio Presidente sin pasar por ningún filtro. Tener la llave para cualquier gestión o trámite. O hacer una declaración sin temor a que te caiga una lluvia mediática que te liquide.
Mauricio Macri tuvo la impunidad de pedir que “no me pongan loco, porque les puedo hacer mucho daño”. No solo lo hizo, sino que hoy da recetas de cómo solucionar los problemas del país cuando gobernó sin pandemia ni conflicto bélico internacional.
Durante una jornada del Foro de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), el periodista (del Grupo Clarín) Ricardo Kirschbaum le preguntó al titular de supermercados La Anónima, Federico Braun, sobre cómo afrontaba el desafío de la inflación. El empresario reconoció, entre risas: "Remarcar precios todos los días".
Lo haremos un análisis de las consecuencias de sus dichos, pero el tono festivo de los presentes deja a las claras que no les importa expresar la mayor brutalidad porque no tienen consecuencias. Braun se justificó diciendo que “fue un chiste”, pero la realidad indica que los supermercadistas remarcan todos los días y son actores principales entre los formadores de precios, protagonismo que siempre niegan.
Braun como todos los presentes, incluyendo a Kirschbaum en su rol de moderador, forman parte de esa casta que “siempre está” más allá de quién gobierne porque son los que ejerce el poder, los que lo ejecuta.
Saliendo de la economía y metiéndonos en la política hace su aparición estelar, Carlos Rosenkrantz, juez de la Corte Suprema. En Chile, manifestó: “Una afirmación muy insistente en mi país, que yo veo como un síntoma innegable de fe populista, según la cual, detrás cada necesidad, siempre debe haber un derecho. No puede haber un derecho detrás de cada necesidad, sencillamente, porque no hay suficientes recursos para satisfacer todas las necesidades"
Elitista, el magistrado no cree en el ascenso de clases. No sorprendería que sea un admirador de la Revolución (fusiladora) Liberadora, cuyo idea era que el hijo del basurero no tenga otra oportunidad que ser basurero. Para el juez, no habría que pelear por la distribución de la riqueza, ni discutir por una ley de divorcio, del matrimonio igualitario o la legalización del aborto… Disculpen; es cierto, esas iniciativas están en vigencia.
Rosenkrantz da cátedra de realidad y republicanismo contra el populismo. Es el mismo que entró a la Corte a través de un decreto de Macri y no puro ningún cuestionamiento al pedido presidencial. Es cierto que el DNU quedó sin efecto y se tomaron los carriles legales pero, dónde está la dignidad del magistrado? Vale recordar que Rosenkrantz además, era el representante legal de grandes empresas, entre ellas el Grupo Clarín. Todo tiene que ver con todo.
Los dichos del Supremo me hacen recordar a una declaración del economista Javier González Fraga quien para criticar al kirchnerismo expresó: “Le hicieron creer a un empleado medio que su sueldo servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior". Otro fiel negador del asenso de clases, quien no tuvo empacho durante su gestión como presidente del Banco Central en otorgar créditos a diestra y siniestra a los evasores de Vicentín.
La protección judicial y comunicacional conformar la asociación más productiva para los dueños de la Argentina, un país con el que hicieron ricos, pero desprecian tanto o más que las clases medias y bajas que son los que alimentaron sus fortunas.